MNCT 910 – Reconsiderando la creación de lo Imposible

MNCT 910 – Reconsiderando la creación de lo Imposible

“Siempre parece imposible, hasta que esta que se logra.”

– Nelson Mandela

Uno de los programas más populares que he realizado se llamaba “Creando lo Imposible”. La premisa era simple – elige un objetivo que piensas que tienes menos del 50% de posibilidades de lograr y, a continuación, lánzate por él, arriesgándote plenamente, sin miedo, y sin ningún sentido real de que “debes” lograrlo.
Cada una de las veces que el programa se llevó a cabo, la gente se sorprendía a sí misma (¡y muchas veces a mi!) al conseguir llegar más lejos – y en menos tiempo – de lo que les tomaban sus objetivos y sueños más “razonables”.

Parte de la razón por la que el programa funcionó tan bien fue que, en general, la gente es malísima para predecir lo que puede o no lograr en cualquier marco de tiempo dado. Aunque a veces funciona a la inversa – es decir, algunas cosas simplemente toman más tiempo del que las personas creen que tomarán, tal vez incluso años más – cuando es así suele ser porque justamente así nos conviene.

Por el simple hecho de establecer una dirección y entrar en acción, empezamos a aprovechar algunos recursos sencillos que están siempre presentes y en espera de ser llamados – recursos que se encuentran en estado latente cuando nos convencemos a nosotros mismos de no emprender, o de rendirnos ante los primeros obstáculos.

Para empezar a ver estos recursos por ti mismo, piensa en la palabra “imposible”. ¿Qué significa realmente?

El diccionario Webster lo define de la siguiente manera:

Imposible
adj.
No posible; que no puede ser realizado, existir, etc; inalcanzable en la naturaleza de las cosas, o por medio de comandos; insuperablemente difícil dadas las circunstancias; absurdo o impracticable; no factible.

Pero en mi trabajo con clientes he llegado a ver que “imposible” no es más que otra manera de decir : “No puedo imaginar ninguna manera en que esto podría suceder.” Si podemos imaginarnos haciendo algo, nos parece posible; si no podemos, nos parece imposible.

Eso no quiere decir que sólo porque podemos imaginarlo podemos lograrlo – de lo contrario cada atleta olímpico ganaría la medalla de oro y no habría ninguna necesidad de la plata o el bronce. Lo que sí significa es que al tratar de averiguar si algo es o no posible para nosotros, por lo general somos la persona menos calificada para responder a la pregunta (y nuestros amigos, críticos, y familia tienen un cercano segundo lugar en la lista).

Lo que limita nuestra capacidad de predicción es nuestra relativa falta de conocimiento de tres simples hechos…

Hecho número uno:
El potencial creativo infinito de Mente

En La Revolución de Adentro hacia Afuera describo el principio Mente de esta manera:

Hay una energía e inteligencia detrás de la vida. Está siempre presente, pero no está “en control” – no tiene moralidad inherente o un aparente punto de vista. Simplemente se asegura de que, salvo por la interferencia de circunstancias externas, las bellotas se conviertan en robles, las heridas sanen, y la vida engendre vida…

En los círculos místicos a menudo se refieren a esta energía detrás de la vida como “El Fundamento del Ser”, en la física se le conoce a veces como “campo cuántico”, en las religiones se le llama Dios o, más específicamente, Divinidad…

A mi me gusta pensarlo como potencial creativo infinito – la posibilidad de que cualquier forma surja (incluyendo formas de pensamiento) y de que cualquier experiencia sea experimentada.

En otras palabras, en el mundo de Mente todo es posible. Las leyes de la física no necesitan aplicarse; nuestra historia pasada es irrelevante. Cuanto más observamos a Mente – actividad a la que a veces me refiero como “pasar el rato en lo desconocido” – más probabilidades tenemos de ver algo que nunca habíamos visto antes.

En términos prácticos, este potencial creativo infinito se nos revela como nuevas posibilidades – las cosas se nos ocurren (nos “vienen a la mente”) de la nada, y de repente sabemos qué hacer cuando momentos antes nos podíamos estar sintiendo completamente desesperados y estancados.

Hecho número dos:
La infinita variabilidad de pensamiento y sentimiento

Cuenta una historia que poco después de su experiencia de iluminación el Buda se encontró con un adivino deseoso de practicar su arte con el antiguo príncipe. A pesar de años de entrenamiento, no fue capaz de “ver” una sola cosa sobre el futuro del Buda.

El adivino, desconcertado, le preguntó: “¿Eres un dios?”

“No”, respondió el Buda. “Estoy despierto.”

En parte, a lo que había despertado era a la naturaleza variable de Pensamiento y Conciencia – el hecho de que aquello que en un momento dado nos puede parecer completamente real, al siguiente nos parece poco más que un sueño. Esto incluye cada uno de nuestros pensamientos acerca de nuestras capacidades y nuestra personalidad; así como cada sensación que sentimos, desde el sentirnos fuera de lugar hasta el sentirnos indiferentes.

Así pues, si bien la mayoría de la gente vive un patrón bastante predecible de pensamientos, sentimientos y acciones, encontramos que en la medida en que despertemos a la naturaleza temporal de nuestros pensamientos históricos- incluso los más persistentes de ellos, menos inclinados estaremos a creer en ellos, y menos actuaremos de forma automática de acuerdo con ellos. Lo que sucede entonces, es que nos conectamos con una parte más profunda de Mente – lo que algunos llaman sabiduría, o guía.

La guía aparece como una especie de conocimiento “justo a tiempo”, señalándonos una dirección y revelando un camino a nuestros pies. Puesto que no podemos verla hasta que no está allí (y puesto que no está ahí hasta que no realmente la necesitamos), la mayoría de la gente nunca ha aprendido a confiar en esta guía. Pero si estás seguro de que sabrás cuando necesites saber, no hay realmente nada más que necesites saber acerca de cómo irás de aquí hasta allá.

Hecho número tres:
La naturaleza siempre cambiante del mundo de la forma

El filósofo griego Heráclito dijo “Nunca se puede dar un paso en el mismo río dos veces.” Lo que estaba señalando es el hecho de que, mientras que el mundo de la forma nos parece sólido, en realidad se encuentra en un estado de flujo continuo, de cambio continuo. Según algunas investigaciones, más de la mitad de las células de nuestro cuerpo ni siquiera formaban parte de él hace apenas diez años, y éste cambio se mantiene de forma constante a medida que envejecemos. Y si bien algunas cosas ciertamente parecen cambiar más rápidamente que otras, la fluidez de la vida es una de las constantes de la naturaleza.

Dado el vertiginoso ritmo al que evolucionan la tecnología y la comunicación, proyectar con precisión las posibilidades de alcance de un proyecto determinado o sus ganancias potenciales tiene más que ver con la lectura de las hojas de té que con la aplicación de fórmulas matemáticas.

Para nosotros, esto significa que no podemos predecir qué oportunidades se nos presentarán una vez que nos comprometamos con un determinado curso de acción; pero lo que sí podemos predecir, y con un alto grado de certeza, es que surgirán nuevas oportunidades que simplemente no se podían ver, o quizá incluso ni siquiera existían, al iniciar nuestro “sueño imposible”.

Entonces, ¿de qué manera el conocimiento de estos tres “hechos de vida” nos ayuda en nuestra búsqueda para crear lo imposible?

Reconocemos que no es necesario ver el camino completo de aquí hasta allá antes de empezar, así que no usamos como criterio de decisión para seguir o no adelante el qué tan posible nos parece algo.

Reconocemos lo irrelevante de nuestro pensamiento temeroso e inseguro para el proceso de creación, así que no esperamos hasta estar “preparados” para entrar en acción.

Sabemos que una vez que estemos en acción, seremos guiados por nuestra sabiduría y por un sistema de guía “justo a tiempo”, por lo que nos mantenemos receptivos a nuevas oportunidades y posibilidades de acción a medida que surgen, sin importar lo mucho que hayamos planeado.

Pienso poner en marcha un nuevo programa de Creación de lo Imposible más adelante en el año, pero mientras tanto, los animo a leer La Revolución de Adentro hacia Afuera, y a profundizar en los principios de Mente, Pensamiento y Conciencia por ustedes mismos.

Ahora, en caso de que estén buscando algo más parecido a un plan de acción, prueben éste, trazado por San Francisco de Asís hace casi 900 años:

Comienza por hacer lo que es necesario, sigue con lo que es posible, y de repente estarás haciendo lo imposible.

¡Diviértete, aprende montones, y feliz exploración!

Michael