MNCT 903 – “Vivir la vida tomando decisiones evidente”

MNCT 903 – “Vivir la vida tomando decisiones evidente”

 

“No podemos resolver nuestros problemas, al mismo nivel de conciencia al que fueron creados”

– Albert Einstein

 

Durante años me sentí fascinado por el arte de la toma de decisiones, pues me parecía que era un aspecto central de una vida productiva y de contribución. Durante ese tiempo, experimenté con diferentes estrategias para lograr ser menos indeciso y liberar el poder de decisión en mi mundo.

Éstos son sólo algunos de los experimentos que he probado:

Hacer una decisión firme al día durante un año
Lanzar una moneda y atenerse al resultado que dé
Empezar con un “no” a menos de que se esté convencido de que es un “sí”
Que sea un “por supuesto” o que sea un “no”
Anotar diez decisiones al día durante diez días
Lanzar una moneda y concentrarse en sentir de qué lado preferimos que caiga
Empezar con un “sí ” a menos de que se esté convencido de que es un “no”
Interpretar un “Tal vez” como un “no por ahora”

Aunque me sentí más decisivo durante cada uno de estos experimentos, me di cuenta de que ninguno de ellos cambió mis sentimientos fundamentales acerca de la indecisión y la duda. Cuando el experimento terminaba, volvía a mi indecisión y vivía la mayor parte de mi vida en lo que mi coach de aquella época, Steve Hardison, llamaba “el tambaleo del quizá” .

Entonces algo interesante comenzó a suceder. Conforme aprendí más sobre el principio del pensamiento me di cuenta de que, en realidad, el ver las cosas primero de un lado y luego del otro es parte de la naturaleza misma del pensamiento. Lo que es antinatural (pero muy común) es aferrarse a una perspectiva o punto de vista y pretender que esa es la manera “correcta” de ver las cosas y todos los pensamientos contrarios son simplemente incorrectos.

Por lo tanto, el continuo “cambiar de opinión” que yo experimentaba era parte de la variabilidad natural del pensamiento y no, como yo temía, un signo de alguna falla en mi cerebro o mi carácter.

Esto hizo surgir una nueva pregunta en mí – Si supiera que, permitiéndolo actuar libremente, mi cerebro continuamente me ofrecería una justificación para cualquier curso de acción que en determinado momento tuviera delante (es decir, “lo que el pensador piensa, el comprobador comprueba”), ¿cómo podría yo realmente saber cuál era la mejor decisión?

La respuesta, como sucede a menudo, no me fue obvia hasta que pude tener una idea a un nivel de conciencia superior:

La noción misma de una “decisión” es algo completamente inventado.

Si bien es verdad que podemos describir ese momento justo antes de embarcarnos en un curso particular de acción como un “punto de decisión”, y podemos etiquetar la determinación de la acción como “una decisión”, lo que realmente está sucediendo es esto:

Estamos haciendo cosas, y estamos teniendo una cierta cantidad de pensamiento acerca del hacerlas.

Dicho de otro modo, salvo por mi pensamiento, lo único que de hecho estoy haciendo es algunas cosas y no otras en cada momento de mi vida. El único momento en que tomo conciencia de algo parecido a una decisión es cuando el flujo natural de pensamiento se ve interrumpido. Entonces empiezo a pensar en lo que podría suceder para bien o para mal si llevo a cabo la acción o no, y me tomo ese pensamiento en serio, como si fuera significante o incluso crucial para mi bienestar. Etiqueto la sensación que trae el pensamiento como “indecisión”, y supongo que la “solución” para dicho sentimiento está en el tomar una decisión.

Pero en realidad, navegamos por la gran mayoría de nuestras vidas sin ninguna conciencia real del proceso de navegación. Pensamientos personales y decisiones aparentes van y vienen, mientras seguimos avanzando felizmente hacia adelante desde un lugar de sabiduría profunda “evidente”. Desde este lugar, el pensamiento profundo que proviene directamente de una inteligencia profunda guía nuestras acciones, y experimentamos vivir en un flujo fácil de decisiones sin proceso de toma de decisión y resoluciones sin proceso de toma de resolución.

Reconozco, al releer esto, que puede sonar un poco esotérico, pero para experimentarlo por ti mismo, intenta este sencillo experimento mental:

Por el resto del día, vive como si no existiera tal cosa como una decisión. En cualquier momento en que no sepas qué hacer, no hagas nada. Permite que tus pensamientos vaguen libremente, y observa qué sucede.

Si estás participando en el programa Living from the Inside-Out mastermind, por favor comparte tus experiencias en el grupo de FB, si no, no dudes en compartirlas directamente en mi página. ¡Les deseo feliz exploración y la libertad inherente a vivir una vida “evidente” !

Con todo mi amor,
Michel Neill

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