MNCT 919 – Nadando contra corriente.
“Con la tristeza hay algo contra que frotarse, una herida que atender con bálsamo y gaza.
Cuando el mundo se nos viene encima, tenemos piezas para recoger, algo que tener en las manos, como talones de boletos o cambio.
Pero la felicidad flota.
No es necesario agarrarla “.
– Naomi Shihab Nye
Una de las cosas que a veces toma a la gente por sorpresa en la conversación transformadora es que en este enfoque no tendemos a pasar demasiado tiempo explorando el contenido de los problemas o la historia de alguien. En cambio, nos dedicamos a observar las sencillas verdades de la condición humana, como “todos tenemos problemas” y “los seres humanos somos cuentacuentos innatos”. Podemos incluso ir más profundo para encontrar verdades universales, como “el pensamiento crea el sentimiento” y “todos somos parte de una inteligencia y energía universal”.
Sin embargo, estas personas también se sorprenden de lo que esta exploración aparentemente abstracta de la verdad universal los consuela, y de la frecuencia con la que la historia o el problema con que llegan desaparece o se resuelve con poca o ninguna intervención.
Para entender mejor por qué ocurre esto, consideremos la siguiente historia:
Un hombre va caminando por un bosque oscuro y llega a la orilla de un gran río. Mientras contempla maravillado la belleza y la grandeza del río, de pronto algo que parece un grito de ayuda llama su atención. Efectivamente, se da cuenta de que alguien se está ahogando en el caudal del río, y rápidamente entra a rescatarlo. La persona que rescata está, por supuesto, profundamente agradecida, y el hombre se deleita en la sensación de haber contribuido a la vida, pero de pronto escucha otro grito de ayuda, y una vez más vadea el río y salva a otra persona de morir ahogada. Cada vez que escucha un grito de ayuda acude al rescate; cada vez que salva a alguien, su sentimiento de bienestar es interrumpido por otro grito de ayuda.
Después de un tiempo, y sintiéndose solo en su empeño, recluta a algunos de los que ha salvado para que lo ayuden en la aparentemente interminable tarea de salvar a personas que se están ahogando en el río. Algunos no se sienten capaces, algunos se disculpan alegando que están demasiado ocupados, pero otros se le unen, hasta que poco a poco una comunidad de colaboradores empieza a formarse.
Entre todos fundan un poblado y lo eligen como su líder, pues reconocen su experiencia, su compasión y su sabiduría. Y a pesar de que hay muchas más personas ahogándose en el río de los que podrían salvar, entre todos hacen todo lo mejor que pueden.
Un día, ante la conmoción y el horror de sus seguidores, el hombre eleva sus brazos al cielo y exclama “¡Ya he tenido suficiente de esto! ¡Hay demasiadas personas ahogándose y no hay suficientes de nosotros para ayudar a salvarlos!” Y sin siquiera mirar atrás, da la espalda y se aleja del río.
Aunque se trata de un giro en los acontecimientos profundamente desalentador, los ayudantes restantes se lanzan de nuevo a su trabajo con aún más vigor, haciendo todo lo posible para salvar a cada persona aun sabiendo que por cada uno que saque del río, tres más quedarán ahí flotando.
Una mañana, despiertan para encontrar el río fluyendo en toda su majestuosidad, pero no escuchan ni un solo grito de ayuda. Parece un día bendito, y se prometen a sí mismos y unos a otros que nunca lo olvidarán por el resto de sus vidas. Pero había aún más por venir.
A partir de entonces, los ayudantes iban al río buscando gente a quien salvar, y cada día regresaban a casa sin haber hallado un solo incidente. Entonces un día algo verdaderamente notable sucedió. Otra vez apareció gente en el río, pero cuando los ayudantes entraban al agua para salvarlos, la gente en el río se reía.
“No nos estábamos ahogando, ¡nada más los saludábamos! ” dijeron.
Más tarde ese día, su ex líder apareció en el poblado al lado del río, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Muchos estaban felices de verlo, pero algunos todavía estaban enojados por lo que consideraban su traición y su abandono.
“¿Por qué nos dejaste?” le preguntaron. “¿Por qué abandonaste la causa?”
“Nunca los abandoné, amigos míos”, respondió el hombre de más edad. “Simplemente fui río arriba para evitar que las personas caigan en él y para enseñarles a nadar.”
Para mí, esta historia apunta al corazón mismo de la conversación transformadora. Una vez que alguien ve la naturaleza de la relación pensamiento/sentimiento, se vuelve menos propenso a quedar atrapado en el río del sufrimiento creado por el pensamiento. Y una vez que, de manera perspicaz, reconocen su verdadera naturaleza innata de bienestar y sabiduría, se dan cuenta de que incluso cuando se ven atrapados y arrastrados por el río, no van a ahogar .
Porque la felicidad flota, y la flotación del espíritu humano siempre nos elevará por sobre las corrientes si dejamos de patalear el tiempo suficiente como para permitírselo. Y en ese conocimiento hay algo que mejora de manera fundamental nuestra relación con nosotros mismos y con la vida.
¡Diviértete, aprende montones, y feliz exploración!
Con todo mi amor,
Michael