MNCT 984 – La Prueba SMdD

MNCT 984 – La Prueba SMdD

“Siendo guiado por una visión fragmentaria del mundo y su ser, el hombre actúa de manera que trata de romperse a si mismo y al mundo, para que todo parezca corresponder con esta manera de pensar.  Así obtiene el hombre un prueba aparente de lo correcto de su visión fragmentaria del mundo y su ser a pesar de que, por supuesto, no cae en cuenta de que es él mismo quien, al actuar de acuerdo con esta manera de pensar, ha provocado la fragmentación que ahora parece tener una existencia autónoma, independiente de su voluntad y sus deseos.”

David Bohm

Cuando empezaba a compartir los principios detrás del entendimiento de adentro hacia afuera con clientes, en entrenamientos profesionales y en programas de desarrollo, se me ocurrió una manera no oficial, altamente subjetiva, y sin embargo bastante acertada de evaluar si alguien realmente estaba viendo las implicaciones revolucionarias de este entendimiento:

Si a algún nivel no están diciendo “¡Santísima Madre de Dios!”, probablemente no estaban viendo el poder de los principios en acción.

Ahora, si eres nuevo en el entendimiento de adentro hacia afuera, aquí hay un muy breve definición de los Principios – los tres elementos fundamentales a partir de los cuales se crea toda la vida:

  • Mente Universal – la energía inteligente de la vida que provee la sabiduría innata y el orden implicado que está en todas las cosas
  • Conciencia Universal – la capacidad de experimentar absolutamente cualquier cosa y saber de dónde viene dicha experiencia
  • Pensamiento Universal – la plastilina del universo, convirtiendo en forma el infinito potencial amorfo de Mente

Puesto que las palabras “mente”, “conciencia” y “pensamiento” son parte de nuestra cultura, es común que las personas escuchen hablar de los Principios y los igualen a su uso más común.

A continuación, los malentendidos más frecuentes de los Principios que, en mi experiencia, pueden obstaculizar que la gente vea su poder y su potencial…

  1. El principio de Mente vs. “el cerebro” y la “metafísica”

Cuando la gente habla del “poder de la mente”, por lo general están apuntando o bien a una increíble capacidad del cerebro humano o a alguna variación de la “ley de la atracción”.

La ciencia cerebral es, para mi, un campo fascinante, y mientras más podamos aprender acerca de células gliales y neuro-plasticidad, mejor.  Pero cuando equiparamos Mente y el cerebro, esencialmente estamos diciendo que el poder de una computadora está en sus tarjetas de circuitos.  Sin algo para surtir energía a esas tarjetas de circuitos y BIOS (Sistema Básico de Input/Output) y para hacer sentido de las cosas – en mi metáfora, el principio de Mente – la biocomputadora humana se torna completamente inútil.

Para explorar el lado metafísico de la moneda, la ley de la atracción normalmente se explica como “lo similar se atrae”, “nos convertimos en lo que pensamos”, o de manera más coloquial, “Dios los cría y ellos se juntan”.  Mientras que mucho de ello es observable, en mi experiencia la “ley” se rompe cuando las personas intentan utilizarla como herramienta para adquirir cosas en sus vidas.  Por cada lugar de estacionamiento que manifestamos o sincronía que experimentamos, hay mil situaciones más en las que lo que pensamos no aparece de manera inmediata a nuestro alrededor.

Aunque la respuesta a esto parece ser “no lo estabas haciendo bien”, prefiero disfrutar notando que parece haber lo que el físico David Bohm describe como un “orden implícito” – una integridad subyacente dentro de la cual el mundo de 10,000 cosas diferentes aparece y vuelve a desaparecer.  Ver que estamos hechos de la misma energía que todos los seres vivos en el universo y que hay una perfección en la manera en que las cosas se van dando no nos da control sobre la creación, pero sí nos permite la maravilla de experimentar la vida como el poeta místico William Blake la describió alguna vez:

Ver un Mundo en un Grano de Arena

Y un Cielo en una Flor Silvestre,

Sostener el Infinito en la palma de tu mano

y la Eternidad en una hora.

2. El principio de Conciencia vs. “atención” 

La práctica de la atención o “mindfulness” está muy de moda en este momento, y no hay duda de que aprender a estar más presente en nuestro pensamiento y nuestras acciones en el momento tiene un impacto positivo en nuestra salud, nuestro bienestar y nuestra efectividad en el mundo.  Pero decir que nos estamos volviendo “más conscientes” en nuestra vida diaria es una manera de decir que nos estamos volviendo “menos distraídos” – algo útil sin duda, pero no exactamente territorio SMdD.

Cuando el mindfulness y otras practicas similares de atención empiezan a volverse verdaderamente transformadoras es cuando nos despiertan a nuestra naturaleza más profunda – lo que los budistas llaman “la mente incondicional” y el teósofo Sydney Banks describió como “conciencia pura, no contaminada por nuestro pensamiento personal”.

Volverse consciente del hecho de que tenemos una existencia más allá de nuestro diálogo interno y nuestras emociones, más allá de los deseos neuróticos de la personalidad y las necesidades del ego, y más allá de nuestros pensamientos condicionados y nuestras opiniones acerca de la vida es el primer paso en el despertar del potencial humano – reconocer que somos ola y océano.  Es ver que, como escribió el jesuita Teillard de Chardin, “no somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual – somos seres espirituales teniendo una experiencia humana”.  Y en ese salto cuántico de conciencia personal (“conciencia del ser”) a conciencia transpersonal (“iluminación”, “conciencia Divina”, o “conciencia cósmica”), el mundo en el que vivimos se pone de cabeza y nuestros corazones se abren a la compasión y al amor en niveles previamente inimaginables.

3. El principio de Pensamiento vs. “pensar”

Cuando empezaba a aprender acerca del entendimiento de adentro hacia afuera creía que, como entrenador maestro de NLP (Programación Neuro-Lingüística), ya era un experto en pensamiento y el pensar.  Pero después de apenas 20 minutos en una conversación con un facilitador de Principios, me di cuenta de que a lo que él se refería con Pensamiento y a lo que yo me refería con pensar eran dos cosas completamente diferentes.

Puesto que yo “sabía” que mis pensamientos creaban mi experiencia de vida, asumí que tomando el control de el contenido de mi pensamiento (lo que pensaba) y la estructura de mi pensar (cómo pensaba al respecto), tomaría también el control de mi experiencia.

Pero lo que empecé a ver fue que el control es un pobre substituto de la libertad, y que lo que pensaba acerca de las cosas no era ni remotamente tan poderoso como el ver que las cosas en sí están hechas de Pensamiento.

Para entender mejor el poder del Pensamiento, consideremos un iceberg.  Si bien los icebergs pueden elevarse de entre 1 hasta 551 pies sobre el nivel del mar (la altura de un edificio de 55 pisos), por lo general la parte visible de la “montaña de hielo” es sólo 1/9 de su tamaño completo.  Esto quiere decir que hasta el iceberg más pequeño se hunde 9 pies por debajo del océano, mientras que la parte invisible del iceberg documentado más grande que se ha visto era de casi 4 veces la altura del Empire State.

Hasta ahora, esta imagen concuerda con la mayoría de los modelos de la mente en los que se habla de una parte consiente, que puede procesar hasta 40 bits de información por segundo, y una parte inconsciente, que algunos científicos creen que puede procesar tanto como 40 millones de bits de información por segundo.  El argumento es que puesto que “bajo la superficie” está sucediendo mucho más de lo que sabemos, lo más poderoso que podemos hacer para cambiar nuestras vidas es buscar maneras de acceder al inconsciente, de programarlo y de re-programarlo.

Pero lo que se está dejando fuera de esta metáfora es que los icebergs solamente existen en medio de grandes cuerpos de agua – y si bien parecen sólidos, de hecho están formados de la misma agua que los rodea.  En nuestro esfuerzo por sortear los “icebergs” de nuestra mente, no vemos que lo que está sosteniendo nuestro barco está hecho del mismo material que el pensamiento que estamos tratando de controlar o cambiar – Pensamiento.

Creer que un problema existe de manera independiente del pensamiento que lo crea es como creer que un iceberg puede existir sin el agua que lo crea.  Simplemente no es la manera en que las cosas funcionan.

Así que cuando vemos que todos nuestros problemas están hechos de Pensamiento, emerge una nueva posibilidad.  En todo momento, lo que parece un problema sólido e insoluble en tu vida podría desaparecer en la energía amorfa de la cual salió.

Y para mi, el darme cuenta de que no importa lo que me haya sucedido en el pasado, por lo que esté pasando en el presente, o lo que pudiese enfrentar en el futuro, siempre voy a estar a tan sólo un pensamiento de distancia de un sentido de libertad y posibilidad, me llena de humildad, me maravilla, y me provoca un sentimiento de SMdD desde el fondo de mi ser…

Con todo mi amor,

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