MNCT 916 – Dios vs Metas, segunda parte

MNCT 916 – Dios vs Metas, segunda parte

Toda la diferencia entre construcción y creación, es exactamente esta: Algo que se construye solo puede ser amado despues de estar terminado, pero algo creado es amado antes de existir”

– Charles Dickens

En el 2007, estando explorando los beneficios relativos que podía tener una vida dirigida hacia el interior contra los que traía un pasado invertido en la búsqueda del éxito externo, me encontré con un campo de estudio conocido genéricamente como “los Tres Principios”. Se basaba en el trabajo de un soldador escocés iluminado llamado Syd Banks, quien señaló que había tres elementos fundamentales, o principios, que constituían cada aspecto de nuestra experiencia de vida.

Pensamiento – la energía sin forma a partir de la cual se crean todas las formas.

Conciencia – nuestra capacidad de experimentar y entender la vida – es decir, “el don de la conciencia”.

Mente – la inteligencia que anima, la energía que le da vida a nuestra experiencia.

Para explicarlo de otra manera: aquello que nosotros consideramos `nuestra vida´ es creada por el Pensamiento, la Mente es lo que le da vida, y la experiencia de ello se da en la Conciencia.

Rápidamente me di cuenta de que este entendimiento de la vida, de adentro hacia afuera, era un cambio de jugada en mi dilema “Dios vs metas”. Si es verdad que nuestra experiencia de la vida se crea a través de los mismos principios que crean las circunstancias de la vida, la idea tradicional de que el fijarse objetivos resulta clave para tener una vida maravillosa, simplemente pierde sentido. Cambiar nuestras circunstancias para cambiar nuestra vida es como si un niño hace un dibujo de comida para alimentar a un dibujo de un zorro hambriento. Los dos están hechos de crayón, por lo que la verdadera fuente de alimentación no está en la página, sino en las manos que animan al crayón.

Esto reforzó mi sentir de que el seguir a mi brújula interior me llevaría a una vida más plena de lo que cualquier visión, misión, o mapa jamás podría. Nunca había tenido menos claro hacia dónde iba en mi vida, pero tampoco había experimentado nunca más confianza en mi mismo, y jamás me había sentido tan entusiasmado por lo que se podría presentar en mi camino.

Si me hubiera sentido satisfecho ante la idea de vivir mi vida como un sabio errante, ese habría sido el final de mi dilema. Pero estaba muy consciente de que no tenía ninguna intención ni sentía ningún “llamado interior” de abandonar mi hogar y a mi familia y pasar mis días deambulando por las calles, hablando de sabiduría con extraños al azar. Esto implicaba que aún tenía trabajo que hacer, cuentas por pagar y obligaciones que cumplir.

Y aquí es donde el dilema “Dios vs metas” dejó de parecerme un dilema. Si es verdad que, tal y como indican los estudios tanto en el área científica como en la espiritual, hay una unidad subyacente a la vida, entonces dicha unidad debe presentarse tanto en la forma como lo informe. Si la vida se basa en una naturaleza espiritual más profunda, entonces Dios debe estar tan presente en un osito de gomita como en un oso koala, y tanto dentro de mi corazón como en la mujer que amo.

Como Syd Banks escribió:

“Toda vida es energía divina, ya sea en forma o sin forma. Cuando esta energía toma forma, lo llamamos naturaleza. La forma y lo informe juntos, crean el conjunto, la unidad de la vida, lo que llamamos Dios. Nada puede haber mayor o separado del todo. Sólo el ego sufre tales ilusiones”.

Y si todo está hecho de la misma energía informe, devaluar o elevar cualquier forma particular por encima de otra es confundir la belleza relativa de lo creado por la belleza infinita de la creación. Yo bien puedo tener una preferencia personal por un Picasso por sobre un Rembrandt, pero ambos son creados con las mismas materias primas, al igual que la imagen de una sirena creada por mi hija que cuelga en mi oficina, y que de hecho tiene más valor y significado para mi que cualquiera de los otros dos.

En lugar de preocuparme por el hecho de que el juicioso “dios” en mi cabeza aprueba algo o no, me he reconciliado con “Que el animal suave de mi cuerpo ame lo que le ama”, tal y como dijo la poeta Mary Oliver. No volvería a tratar de crear una vida significativa a través del establecimiento de metas, pero cuando quiero algo específico en mi mundo, estoy perfectamente dispuesto a hacer lo que sé que tengo que hacer para crearlo.

Y sabiendo que la inteligencia detrás de la vida forma parte de mi equipo para lograr el éxito, puedo crear resultados con mayor facilidad y surfear las olas del cambio con más gracia que nunca…

Diviértete, aprende montones, y que todo tu éxito sea divertido.

Con todo mi amor,
Michael

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