MNCT 977 – Lo que los 3 Cerditos tienen que ver con la Felicidad y el Exito, parte uno.

MNCT 977 – Lo que los 3 Cerditos tienen que ver con la Felicidad y el Exito, parte uno.

“Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no debe perderse; ahí es dónde deben estar. Ahora, construye los cimientos bajo ellos.”

– Henry David Thoreau

¿Recuerdan la historia de los tres cerditos y el lobo?

Su madre, una amable cerda que sólo quería lo mejor para sus pequeños, los mandó al mundo a hacer fortuna advirtiéndoles que, sin importar qué aventuras pudieran tener, debían primero que nada encontrar una manera de protegerse del lobo malo que vivía en el bosque.

Un cerdito construyó su casa con paja, otro con palos, y otro con ladrillos. En la versión más conocida de la historia, los dos primeros cerditos tenían una mentalidad de víctimas, les faltaba la disciplina y el compromiso necesarios para ser exitosos en la vida, y consecuentemente el lobo se los comió vivos. El tercer cerdito, sin embargo, estaba empoderado, seguramente debido a su gran colección de literatura de autoayuda. No nada más construyó su casa de ladrillos sólidos, sino que además, cuando el lobo bajó por la chimenea, hizo limonada con los limones que la vida le había dado y una buena sopa con el lobo.

¿Pero realmente vivió feliz para siempre? Y el lobo, ¿realmente se comió a sus dos hermanos?

Con base en mi trabajo con todo tipo de gente durante los últimos 25 años, me parece que en realidad la historia no hubiera sido así. Porque aún los materiales de construcción más fuertes terminarán algún día oxidados y derrumbados frente a la fuerza de la naturaleza. Y si nuestra confianza, nuestra seguridad y nuestros deseos para el futuro están construidos con materiales temporales e inestables, ¿cómo podemos mantener alejado al lobo mientras buscamos nuestra felicidad y nuestra fortuna en el mundo?

1. La Casa de Paja:
Perfeccionando el Cuerpo

“El maquillaje sólo te puede hacer parecer bonita en el exterior, pero no puede embellecer tu interior. A menos de que te comas el maquillaje.” Audrey Hepburn

Algunos de los clientes con los que trabajo están en perfecta forma física, son impresionantemente apuestos, y parecen tener la constitución de un buey. Salen al mundo con un sentido de la gracia y el carisma, confiados de que cualquiera que volteé a verlos es alguien a quien no necesitan en su mundo. Parece que todo en su vida les sonríe, y de alguna manera, así es. Justo hasta el momento en el que tienen un día en el que su cabello no les obedece. O hasta que ganan algunas libras de peso. O hasta que alguien los ve sin maquillaje y publica una fotografía de ellos sin haberla editado en Photshop. O les diagnostican una enfermedad que no tiene particular respeto por la edad, la belleza, la condición física, o el status en el mundo.

El problema con construir una casa a partir de tus atributos físicos es que aún el mejor cuerpo está diseñado para envejecer con el tiempo. Y si bien puedes retrasar los efectos del envejecimiento con dietas y ejercicio o con pastillas, plástico y pociones, es una batalla que estás destinado a perder.

2. La Casa de Palos:
Encontrar al Sr. o a la Sra. Perfectos

“Los hombres se casan con las mujeres esperando que nunca cambien. Las mujeres se casan con los hombres esperando que cambien. Invariablemente, ambos terminan decepcionados.” Albert Einstein

Cuando un cliente me cuenta la historia de cómo todo en su vida estaría perfecto si tan sólo pudieran conocer al Sr. o a la Sra. Perfectos, con frecuencia les comparto una analogía que escuché por primera vez de Don Miguel Ruiz:

Imagina que un repartidor de pizza viene a tu puerta y te ofrece una pizza recién horneada. Cuando le preguntas cuánto le debes te contesta que la pizza es gratuita – nada más tienes que soportar su egoísmo y algo de abuso de su parte para poder comértela. Probablemente lo mandarías al diablo – a menos de que realmente tuvieras mucha, mucha hambre. Cada vez que te sintieras satisfecho, le pedirías que se fuera; y cada vez que tuvieras apetito, lo volverías a invitar a pasar.

El punto de la analogía no es que las relaciones no puedan ser maravillosas. El punto es que mientras sigas confundiendo la insatisfacción que todos sentimos de vez en cuando con una necesidad de sexo o romance, seguirás tratando de mantener alejado al lobo encerrándote en una casa hecha de relaciones endebles y romances provisionales. Y cuando los vientos de cambio empiecen a soplar y soplar, seguramente derribarán tu casa.

3. La Casa de Ladrillos:
Haciendo Fortuna

“Con dinero en tu bolsillo, eres sabio y eres apuesto y también cantas bien”. -Proverbio Yiddish

En Supercoach, compartí la siguiente historia de mi vida:

Cuando empecé a trabajar con clientes muy ricos, me sorprendió la frecuencia con la que el dinero surgía como un tema problemático. Hombres y mujeres con ganancias de seis números y millones en el banco tenían los mismos miedos y las mismas preocupaciones acerca de sus finanzas que aquellos que no tenían dinero en el banco y ni siquiera gozaban de un ingreso.

Con frecuencia escuchaba frases como:

“No quisiera, pero es que necesito el dinero.”

“Con la economía como está, no sé cómo me voy a poder retirar.”

“Tengo que preocuparme – ¡si no, podría perderlo todo!”

Aparentemente, tener un gran ingreso o una inmensa cuenta de banco tiene muy poco o ningún impacto en cuanto a qué tan seguros nos sentimos acerca del dinero. Me resultó bastante desconcertante descubrir esto. De alguna manera me había convencido de que había un número mágico al que mi cuenta de banco tenía que llegar para que yo pudiera dejar de preocuparme por el dinero.

Lo que finalmente terminó de disuadirme de esa ilusión fue cuando un cliente con un valor de mercado de casi 600 millones de dólares me dijo que se despertaba cada mañana preguntándose si ese sería el día en que lo perdería todo. Finalmente comprendí que si 600 millones no eran suficiente para garantizar una seguridad financiera, 600 billones tampoco lo serían (ni tampoco 600,000 ni 100,000 o cualquier otro número que en algún momento le hubiera parecido a mi cerebro imposible de gastarse en una vida).

Lo que aprendí del “hombre de 600 millones” fue que cada vez que las personas tratan de usar su saldo en el banco para remontar su confianza en si mismos, esa confianza no sólo se tambalea, sino que se desmorona bajo sus pies. Lo que he visto es que no importa cuántos ladrillos utilice para construir mi casa, si esos ladrillos están hechos de oro, siempre estaré preocupado de que se puedan fundir cuando el calor sea demasiado y el lobo se encuentre soplando ante mi puerta.

Entonces, ¿estamos condenados a batallar en la vida, aferrándonos a los pocos momentos de felicidad que encontramos en nuestro inexorable declive hacia la muerte?

¿Necesitamos renunciar a nuestros cuerpos, nuestras finanzas y nuestras relaciones para poder encontrar la felicidad y el éxito en el mundo?

¿La única manera de acertar en la vida es convertirse en cerditos empoderados o, una opción más desesperada aún, unirnos al equipo del lobo y tratar de vivir en el mundo abusando de los más débiles y más temerosos que nosotros?

Afortunadamente, la respuesta a esas tres preguntas es un rotundo “no”. Porque la fuerza de una casa se da en función de la estabilidad de sus cimientos, no en función de los materiales con los que fue construida. Y cuando empezamos a ver más allá del malentendido acerca de quienes somos realmente y el origen de nuestra experiencia, encontramos suelo firme sobre el cual edificar nuestras vidas.

Hablaré de eso con más detalle en el tip de la semana que viene. Pero mientras tanto, les dejo algo para reflexionar:

¿Cómo cambiaría tu historia si descubrieras que el “lobo malo” no es real?

Con todo mi amor,
Michael

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