MNCT 989 – El único atajo al éxito
“La Mente Universal, o mente impersonal, es constante e inmutable. La mente personal está en perpetuo estado de cambio. Todos los seres humanos tienen la habilidad interior de sincronizar sus mentes personales con sus mentes impersonales para traer armonía a sus vidas.”
–Syd Banks
Una de las cosas más interesantes que he notado en los veinticinco años de trabajar con clientes es que, dado su nivel de habilidades, sus horas de trabajo, su red de contactos, y el área en la que trabajan, la mayoría de las personas están básicamente en donde tienen que estar en el camino al éxito.
Esta “ley de Compensación” es cierta para atletas tanto como para hombres de negocios y tan cierta para emprendedores como para empleados. Cualquier ventaja o desventaja con la que inicies, lo que obtienes es invariablemente proporcional a lo que inviertes.
Así lo puso Ralph Waldo Emerson hace más de 150 años:
El trabajo humano, en todas sus formas, desde el afilar una estaca hasta la construcción de una ciudad o la escritura de una epopeya, es una inmensa ilustración de la compensación perfecta del universo. El equilibrio absoluto del Toma y el Da, la doctrina de que todo tiene un precio, — y si ese precio no se paga, no es esa cosa lo que se obtiene, sino algo, y que es imposible obtener cualquier cosa sin su precio, — no es menos sublime en las columnas de un libro mayor que en los presupuestos de estados, en las leyes de la luz y la oscuridad, en toda acción y reacción de la naturaleza.
En otras palabras, cuando de éxito se trata, en cualquier materia obtienes lo que pagas, ya sea que ese precio se pague en tiempo o en esfuerzo, o que las denominaciones se midan en meses o en años; en pantorrillas desgastadas o en relaciones desgastadas.
Sin embargo, millones de palabras se escriben y millones de dólares se gastan cada año en tratar de encontrar maneras de atajar el proceso – obtener algo a cambio de nada, saltarse la ´parte difícil´, volverse rico rápido, y ser dueño del mundo sin tener que pagar impuestos de propiedad.
En mi trabajo, el único “atajo al éxito” que he visto funcionar con consistencia es dejar de buscar atajos y enfocarse en el trabajo que hay que hacer y en la mano que nos guía en el desarrollo de la vida.
- Enfocarse en el trabajo necesario
Mi amigo y mentor Dr. George Pransky una vez me señaló que “los seres humanos son notablemente buenos para hacerse cargo de lo que les toca hoy, pero terribles para hacerse cargo de lo que les tocó ayer o de lo que temen les tocará mañana.”
La primera vez que noté esto por mi mismo fue aún siendo adolescente, durante un viaje de ski, al quedar atrapado con otras tres personas en un góndola, balanceándonos precariamente sobre un acantilado de hielo en el monte Mansfield en Vermont. Ese había sido uno de mis mayores miedos durante el tiempo que llevaba ahí esquiando – que la góndola se apagara por razón del viento mientras yo estuviera en ella, a cincuenta pies del piso y sin manera alguna de saber cuánto tiempo pasaría antes de que alguien me sacara de ahí.
Pero cuando de hecho sucedió, un hermoso sentimiento de calma me invadió, y más pronto que tarde estaba conversando con mis compañeros “cautivos”, al punto de que nos sentimos un tanto decepcionados cuando finalmente el viento se calmó y la góndola empezó a funcionar otra vez unos 45 minutos después.
Ese sentimiento de calma ha sido una presencia constante en casi toda situación de “crisis” en la que me he encontrado, y en algún momento empecé a darme cuenta de que el “yo” que se preocupaba por las cosas nunca era el “yo” que de hecho se presentaba y se hacía cargo de ellas cuando llegaba el momento. De la misma manera, cuando nos concentramos en el trabajo del momento en vez de lamentarnos por el de ayer o enfocarnos en nuestros miedos y esperanzas sobre el futuro, estamos bellamente equipados para sacar jugo de cualquier situación.
Así que, ¿qué es lo que nos permite enfocarnos más fácilmente en la tarea del momento?
2. Enfocarnos en la mano que nos guía
Si lees biografías de gente exitosa o simplemente pones atención a las historias exitosas de tu propia vida, siempre notarás que hay en la historia un momento clave (o una serie de momentos clave) en el que algo nuevo sucede al héroe o a la heroína que cambia todo de ahí en adelante. Estos momentos definitorios apuntan a una verdad más profunda acerca de la mente – que en cualquier momento tenemos acceso a pensamiento nuevo y fresco, capaz de cambiar nuestra visión de las circunstancias, y que nos guiará en el camino mientras se lo permitamos.
En mi plática de TEDx Why Aren’t We Awesomer?, compartí algunos de esos momentos definitorios de mi propia vida – el caer en cuenta de que pensar acerca del suicidio no me hacía suicida, que el miedo era una función de la mente y no de la circunstancia, y que una manera completamente nueva de estar en el mundo estaba siempre a un sólo pensamiento de distancia. Si bien esas dos primeras revelaciones sin duda alteraron mi vida por sí mismas, fue la tercera la que cambió por completo mi manera de vivir.
A partir del momento que pude ver por mi mismo que siempre podía tener pensamiento nuevo y fresco – no sólo en momentos de crisis o de calma extraordinaria – me empecé a relajar y a apoyar en una energía y una inteligencia más profundas, más impersonales, y que se presentan en nuestras vidas de manera tan perfecta como lo hacen en los diferentes ecosistemas alrededor del planeta.
Cuando no me quedo atrapado en mi pensamiento acerca del tipo de persona que debería ser (mi “personaje”), el tipo de cosas que mi personaje debería de hacer, o siquiera qué tanto mi personaje debería permanecer en la historia, lo que me queda es una mente más callada, un sentimiento de paz, una conciencia de que algo mucho más grande que yo está a cargo del desarrollo de la vida. Y en lo espacioso de esa visión, es fácil presentarse cada día, hacer lo que me toca hacer hoy, y disfrutar tanto del camino como de los otro viajeros que me acompañan en él.
Con todo mi amor,
